ASMA INFANTIL: ALGO MÁS QUE UN TRASTORNO SOMÁTICO...


El Asma Infantil es un problema de Salud Pública debido a su alta morbilidad, su gran trascendencia (ausentismo escolar), el alto número de ingresos hospitalarios que ella produce, la dramaticidad de las crisis y el sufrimiento que ocasiona tanto al paciente como al grupo familiar que lo rodea.
Su  distribución es mundial y afecta más a los varones que a las niñas en una proporción de 3 a 1.

El Asma es considerada como un desorden inflamatorio crónico de las vías aéreas, esta inflamación está asociada a hiperreactividad (es la reacción exagerada de los bronquios ante cualquier estímulo, con la consecuente producción de moco); limitación del flujo de aire (por el engrosamiento de los bronquios disminuye su calibre y se limita el flujo de aire produciendo el llamado sibilante o silbido del asmático) y síntomas respiratorios como tos en accesos, dificultad para respirar (disnea), aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, palidez cutánea y otros.

La etiología (causalidad) del Asma es multifactorial, puede ser disparada por varios factores que incluyen: exposición a alergenos, infecciones del tracto respiratorio superior (particularmente virus) e infestaciones parasitarias; exposición a agentes irritantes como el aire frío, humo del cigarrillo y otros contaminantes del aire; ejercicios físicos, medicamentos y factores emocionales además de una tendencia familiar.
En relación al factor emocional, numerosos estudios han demostrado que el Asma Infantil es considerada una Enfermedad Psicosomática, es decir un trastorno en el cual existe un componente orgánico-físico y un componente psico-emocional tan entrelazados que uno refuerza al otro y viceversa. De esta manera el Asma Infantil resulta una enfermedad de difícil manejo médico en la búsqueda del control total, ya que nos olvidamos del componente emocional que muchas veces dispara y mantiene las crisis de asma.

El papel de los padres en el Asma Infantil ha sido reconocido de vital importancia por numerosos estudios, ya que se han encontrado patrones familiares característicos como generadores y mantenedores de niños asmáticos. Tales como:
a) El niño es descrito por sus padres como rebelde, dependiente, tímido y llorón.
b) La relación madre-hijo se muestra con madres complacientes o sobreprotectoras  o a la inversa, disgustadas y rechazantes.
c) La relación matrimonial se muestra con fricción, con maridos disgustados por el problema.
d) El choque sobre la familia, al conocer la aparición de una enfermedad crónica (como el caso del Asma Infantil) no solo es emocional, sino también social, de actitudes, de comportamiento afectivo consciente o inconsciente, que cambia radicalmente la dinámica familiar, afectando tanto al paciente como a los demás integrantes de la familia.

También vale la pena destacar que el papel de los padres va más allá, ya que éstos cuando reciben el consejo profesional pertinente pueden actuar como terapeutas auxiliares en el proceso de tratamiento y recuperación de sus niños.
La labor del pediatra en el Asma Infantil es trascendente e insustituible, ya que se convierte en el médico tratante y en el primer confidente de los padres. Cuando se considera que el factor emocional es predominante (ocurre en la mayoría de los casos), el pediatra debe solicitar la ayuda bien sea de un terapeuta conductual infantil o de un psicólogo infantil, entre los dos y los padres crear un equipo de trabajo multidisciplinario.

El tratamiento médico consiste primariamente en la prescripción de los medicamentos conocidos y actualizados, durante las crisis y también en los estados crónicos. Esto aunado al control ambiental de estímulos y una explicación sencilla y clara a los padres y al niño (de acuerdo a su edad y grado de desarrollo evolutivo) respecto a la naturaleza de la enfermedad.
La intervención psicológica consiste en la llamada Terapia Cognitiva, que no es más que la explicación y toma de conciencia por parte de los padres y del niño, la aclaratoria de mitos y falsas creencias respecto a la enfermedad y la liberación del sentimiento de culpa si lo hubiera. Además se emplean Técnicas de Modificación de Conductas que conllevan a un mejor manejo de la situación en crisis y en la vida diaria, y por último se emplean Técnicas de Relajación concebidas para reducir los niveles de ansiedad tanto en el paciente como en sus padres.

Por último debo concluir diciendo que el Asma Infantil es una Enfermedad Psicosomática Crónica, con un componente orgánico y otro emocional y por tanto de manejo médico (farmacológico) y de manejo psicológico.

Dr. Eduardo Hernández G.
Pediatra-Terapeuta Conductual Infantil
Instagram: @dr.eduardo.pediatra y @terapiadelaconductainfantil

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