jueves, 9 de abril de 2015

MI HIJO SE CREE UN SUPERHÉROE...


Mucho hemos escuchado esta frase de parte de mamás y papás, y resulta totalmente cierto, los niños, especialmente los de edad preescolar, tienen mucha fantasía y adornan sus vivencias con toda clase de elementos fantásticos.
Durante la primera infancia, la fantasía es una conducta esperada para la edad, hay niños que dependiendo de su temperamento y su entorno familiar, muestran una mayor predisposición a ese pensamiento mágico.

De acuerdo a Jean Piaget, reconocido investigador de la conducta infantil y desarrollo evolutivo, los niños entre los 2 y 6 años de edad, se encuentran desde el punto de vista del desarrollo cognitivo en la etapa preoperacional, es decir, una etapa evolutiva caracterizada por un pensamiento mágico y egocéntrico.
De allí surge entonces la capacidad de los niños de jugar (juegos en solitario o colectivos, reglados o no reglados y estructurados o no estructurados), de fantasear, de vivir por un momento realidades distintas a la suya, de viajar, de volar, de ser paladín de la justicia… actividades todas que contribuyen al desarrollo cognitivo, social, moral y emocional de todo niño y que lo prepara para el pensamiento literal y concreto que alcanzará alrededor de los 7 años de edad.

En esta etapa de la vida de todo niño, aparecen los llamados “amigos imaginarios o invisibles”, que no son más que amigos con nombres propios creados por la fantasía del pequeño y que vienen a contribuir con sus aventuras fantásticas, amigos éstos con los que charla, come, estudia, duerme y con los cuales, los pequeños pueden compartir sus tristezas y alegrías, sus miedos o culpas, haciéndolos así mas llevaderos. Los amigos imaginarios tienden a desaparecer sin intervención alguna, ya que es una conducta evolutiva, es decir propia de una edad determinada. En algunas ocasiones, cuando el niño manifiesta preferencia por este amigo imaginario en relación a amigos y compañeros de clase reales, podría indicar una carencia emocional o una deficiencia de habilidades sociales para establecer relaciones con sus pares.

Esta etapa del pensamiento mágico es la ideal para el uso de los disfraces de carnaval u otras fiestas. Cuando el niño se disfraza asume completamente el personaje en cuestión, y llega a veces hasta comportarse, hablar e interactuar como el personaje, no solo cuando viste el disfraz sino en su vida diaria.
Así mismo este pensamiento mágico, hace que los niños se identifiquen con personajes de la televisión (tanto reales como de cómics), se sientan como ellos, piensen, hablen y actúen como ellos, y en el caso de los superhéroes, se crean con los poderes de éstos (fuertes, veloces, invencibles) y con la capacidad de resolver conflictos y situaciones reales de manera fantástica.
El mundo de los niños es tan mágico que una caja se convierte en un poderoso barco pirata en busca de aventuras, o en una nave espacial rumbo a lo desconocido,  pueden ser el rey o la reina de un país importante, y su mascota puede convertirse en un valiente guerrero que les ayudará a proteger su territorio de los invasores.

Intervención de los padres.
Algunos padres muestran preocupación y es motivo de consulta el pensamiento mágico de sus niños, su capacidad de creerse unos súperhéroes y actuar como tales, pues bien, en principio deben aceptar que son conductas esperadas para su edad, que en la mayoría de los casos es superada sin intervención alguna.
Ahora bien, aunque la realidad y la fantasía pueden convivir sin conflicto en la primera infancia, es cierto que los papás están llamados a poner límites a esta fantasía y a enseñarles la realidad tal como se presenta.
He aquí algunas recomendaciones que les serán útiles para manejar adecuadamente estas situaciones:
- Establece canales abiertos de comunicación con tu hijo.
- Aprende a escuchar sin juzgar ni condenar.
- Comparte con ellos sus fantasías y participa de sus juegos.
- Gánate la confianza de tu hijo para que te haga partícipe de sus emociones.
- En forma de cuento introduce progresivamente elementos reales de la vida diaria.
- Enséñale habilidades sociales para interactuar con sus pares.
- Fomenta la confianza en sí mismo.
- Enséñale a resolver los conflictos sociales con la palabra.


Dr. Eduardo Hernández G.
Pediatra-Terapeuta Conductual Infantil
Instagram: @dr.eduardo.pediatra y @terapiadelaconductainfantil