miércoles, 24 de mayo de 2017

DISFORIA DE GÉNERO EN LA INFANCIA


La Disforia de Género en la Infancia, es un tema muy complejo, delicado y de gran actualidad, el poco conocimiento de la población en general y del gremio médico, aunado a muchos errores de concepto, lleva a posturas radicales cuando se toca este tema.
En tal sentido, me voy a referir a la definición actual más aceptada de Disforia de Género, basada en los criterios clínicos del Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM 5) y de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE 10), "es la sensación de profundo malestar que el niño o niña siente con respecto a su identidad como niño o niña y que se puede manifestar con un deseo de pertenecer al otro sexo o de sentirse como tal, junto con una marcada preferencia por conductas no conformes con el género, con una duración mínima de seis meses".

Vale la pena también aclarar algunos conceptos, que suelen utilizarse cuando hablamos de sexualidad infantil, y que tienden a confundir tanto a padres como maestros.
Así tenemos entonces:
1. Identidad de Género: es la convicción personal y privada que tiene cada persona de ser hombre o mujer, niño o niña, que se adquiere alrededor de los tres años de edad. Generalmente hay una concordancia entre el sexo biológico (proporcionado por los cromosomas sexuales, XX para la mujer y XY para el hombre) y la identidad de género.
2. Constancia de Género: es el convencimiento que elabora cada niño o niña, de que el género se mantiene por el resto de la vida, es decir, el niño será un adolescente varón, un adulto varón y un varón de la tercera edad. Se adquiere alrededor de los siete años de edad.
3. Orientación Sexual: es la atracción sexual, emocional y afectiva hacia un grupo de personas, si estas personas son del sexo opuesto, tendremos una orientación sexual heterosexual y si estas personas son del mismo sexo, entonces la orientación sexual es homosexual.
4. Conductas impropias del género: son aquellas conductas que los niños y niñas emiten y que no van acorde con lo establecido por la socio-cultura a la que pertenece.

Dicho esto, pasamos a hablar sobre la Disforia de Género, de acuerdo a las últimas investigaciones y en medicina basada en evidencia científica, la Disforia de Género, se suele manifestar alrededor de los 18-24 meses de edad, donde el niño o niña manifiesta su desagrado por el género asignado e inicia un repertorio conductual propio del género opuesto. Hacia los 6 -7 años de edad, el sentimiento de desagrado por el género asignado y el deseo de pertenecer al otro género se hacen estables. 
Uno de los puntos de controversia de la Disforia de Género en la Infancia, es precisamente la persistencia en el tiempo, a este respecto puedo decir, que el primer estudio de persistencia realizado en Holanda año 2008, arrojó que solo el 27 % de los niños y niñas diagnosticados permanecieron con la disforia en edades posteriores, sin embargo, este porcentaje ha ido en ascenso a medida que se han implementado nuevos protocolos de atención al menor y el último estudio realizado en España, año 2015, arrojó un porcentaje del 95% de persistencia. Estos resultados abren un camino para la intervención temprana de estos niños y para la aplicación de protocolos oficiales de atención.
Con relación a los Protocolos de Atención de los niños, niñas y adolescentes, es importante resaltar que existen protocolos para el área de salud y para el área de educación. Les explico, cuando se sospecha de un caso de disforia de género, este niño, niña o adolescente, debe ser referido o remitido a un centro de salud, específicamente a la Unidad de Salud Mental, allí será evaluado por psicología y psiquiatría para luego pasar a la Unidad de Atención a Transexuales, donde se confirma el diagnóstico, se realiza un acompañamiento y apoyo familiar. Paralelamente el caso debe ser tratado también en la escuela del menor, donde se comunica a los padres y representantes, profesores y alumnado, llevando una campaña de información y sensibilización. De esta manera podremos evitar el abuso escolar o bullying y la deserción escolar.

Ahora bien, un estudio publicado por la Academia Americana de Pediatría, reveló que si los niños trans (como se suele llamarlos), eran diagnosticados a edades tempranas y recibían una intervención multimodal, que abarcaba el ambiente familiar, escolar y social,  no tendrían mayores problemas de conducta o emocionales que cualquier otro niño. A este respecto debo referirme, a la importancia primordial de la familia en este proceso de transición sexual del menor, una familia informada, sensibilizada, comprometida, operativa, contenedora y que haga un acompañamiento, puede hacer que este proceso se lleve a cabo de la manera más natural posible y con un mínimo de afectación para el menor.

Con relación a la Intervención de los niños y adolescentes con Disforia de Género, cabe destacar que es diferente para estas dos etapas de la vida.
La Intervención en Niños se basa en:
1. Entrevista Clínico-Conductual: para establecer sus sentimientos de disforia de género y confusión acerca de su status como niño o niña.
2. Valorar sus problemas de integración social.
3. Acompañamiento del niño y su familia en la transición
4. Información y sensibilización a la escuela

A su vez, la Intervención en Adolescentes tiene estas fases:
Fase 1: Frenación puberal con análogos de la gonadotropina. Los criterios de elegibilidad para esta supresión puberal son:
1. Manifestación de Disforia de Género sostenida desde temprana edad
2. Ausencia de problemas psicosociales importantes
3. Buena comprensión del impacto de la reasignación de género en su vida
4. Suficiente apoyo familiar
5. Haber alcanzado el estadio II del desarrollo sexual de Tanner y ser mayor de 12 años.
Esta fase es totalmente reversible
Fase 2: Tratamiento hormonal cruzado, se utiliza la frenación puberal y hormonas sexuales del género deseado. Debe ser mayor de 16 años. 
Esta fase es parcialmente reversible.
Fase 3: Cirugías de Reasignación Sexual. Tienen que haber alcanzado la mayoría de edad.

Más allá de todos estos conceptos, más allá del conocimiento científico, están estos niños. niñas y adolescentes, con los mismos derechos humanos y sociales que cualquier otro, con los mismos miedos, la misma vulnerabilidad y las mismas ganar de vivir y de ser felices.
La inclusión, la tolerancia, la diversidad, la crianza igualitaria, el respeto, la solidaridad, deben ser los valores de  todos los ciudadanos de este siglo XXI.
Queda mucho camino por recorrer y muchas investigaciones que realizar.

                                            "la sexualidad no se elige, se siente"

Dr Eduardo Hernández G.
Pediatra-Terapeuta de la Conducta Infantil
Miembro Comisión Pediatría Social de la SVPP.
Instagram: @dr.eduardo.pediatra y @terapiadelaconductainfantil


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