lunes, 29 de mayo de 2017

LA EPILEPSIA INFANTIL Y SU REPERCUSIÓN EN EL DESARROLLO DEL NIÑO


La Epilepsia es la enfermedad crónica de tipo neurológico más frecuente en la población infantil, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como "una afección crónica producida por diferentes etiologías, caracterizada por la repetición de crisis debidas a una descarga excesiva de las neuronas cerebrales (crisis epiléptica), asociada eventualmente a síntomas clínicos o paraclínicos".
La Epilepsia Infantil se puede clasificar en:
* Crisis Generalizada: que pueden ser: _ crisis de ausencia
                                                               _ crisis mioclónicas
                                                               _ crisis atónita o de caída
                                                               _ crisis tónico-clónica
* Crisis Parciales
* Estado Epiléptico
* Sindromes Epilépticos Infantiles.

Ahora bien, desde el mismo momento del diagnóstico de una epilepsia en un niño, se produce un cambio en la dinámica y estructura familiar, la manera es que es vivida esta experiencia por los padres y familiares,  repercute directamente en la adhesión al tratamiento, en la crianza del pequeño, en su independencia, calidad de vida, desarrollo emocional, en fin, que influye en el desarrollo evolutivo del niño. La familia debe adaptarse a este nueva forma de vida, mientras más informada y sensibilizada esté la familia, esta adaptación será lo más operativa posible. Una familia contenedora, nutritiva y funcional sería la ideal para cualquier enfermedad crónica de alguno de sus miembros, y más aún si se trata de un menor. Es frecuente encontrar en la consulta, excesos en los cuidados por parte de los padres, necesidad de protección permanente, ansiedad, miedo, aplicación inadecuada del binomio afecto/autoridad, la no existencia de hábitos y normas, todo ello como consecuencia del diagnóstico de epilepsia de su niño. Así como también fallas en el cumplimiento del tratamiento farmacológico (no causado por su inexistencia en el mercado o dificultad para conseguirlo) por dudas y temores infundados e inculcados, sobre los efectos secundarios de los medicamentos. Cabe recordar que aunque están en todo su derecho, cuando los médicos indicamos un tratamiento, estamos absolutamente convencidos y con la evidencia científica como aval, que los efectos terapéuticos son muchísimo más que los efectos secundarios o indeseables que pueda tener un medicamento. Amén que, el no cumplimiento, podría considerarse como un acto de negligencia familiar.
Acá entra entonces, la importancia de recibir además de tratamiento farmacológico, una intervención cognitiva-conductual, que por un  lado, corrige errores de concepto y ayuda a los padres al manejo operativo de la culpa que pudiera generarse, y por otro lado, a través de técnicas de modificación conductual, interviene las conductas disruptivas, en exceso o en defecto que puedan presentar estos niños, además de recomendar si es necesario, cambios en la dinámica familiar.

Recientes investigaciones señalan, entre los factores que afectan el desarrollo evolutivo de un niño diagnosticado con epilepsia, además de la familia, al  tipo de epilepsia que presenta (el lóbulo o región cerebral afectada),  la edad de inicio de las crisis convulsivas, la frecuencia de las crisis, el tratamiento indicado, la plasticidad y maduración cerebral y la comorbilidad asociada, es decir, aquellas afecciones que pueden acompañar a una epilepsia infantil.

También establecen que estos factores de alto riesgo, que interfieren en el desarrollo evolutivo del menor, pueden provocar problemas de aprendizaje, ausentismo escolar, dificultades en la atención, concentración y memoria, deterioro cognitivo transitorio (en el momento de las crisis), trastornos del lenguaje y problemas de conducta dados por: mal genio, desobediencia, hiperactividad, inmadurez emocional, entre otros.

Es menester, hacer mención a la importancia que tiene la escuela en el desarrollo evolutivo de todo niño, y más si padecen alguna enfermedad crónica, los maestros deben estar informados y sensibilizados con la enfermedad, saber qué hacer en caso de presentarse las crisis de epilepsia y realizar adaptaciones curriculares si fuesen necesarias, todo para garantizar el éxito académico y evitar la deserción escolar y repitencia.

Con el conocimiento actual sobre la Epilepsia Infantil y sus repercusiones en el desarrollo evolutivo, podemos hacer la diferencia y lograr que estos pequeños lleven una vida lo más parecida posible a la de sus pares y que su infancia esté llena de buenos momentos, de juegos y alegrías.

Dr Eduardo Hernández G.
Pediatra-Terapeuta de la Conducta Infantil
Miembro Comisión de Pediatría Social de la SVPP.
Instagram: @dr.eduardo.pediatra y @terapiadelaconductainfantil






miércoles, 24 de mayo de 2017

DISFORIA DE GÉNERO EN LA INFANCIA


La Disforia de Género en la Infancia, es un tema muy complejo, delicado y de gran actualidad, el poco conocimiento de la población en general y del gremio médico, aunado a muchos errores de concepto, lleva a posturas radicales cuando se toca este tema.
En tal sentido, me voy a referir a la definición actual más aceptada de Disforia de Género, basada en los criterios clínicos del Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM 5) y de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE 10), "es la sensación de profundo malestar que el niño o niña siente con respecto a su identidad como niño o niña y que se puede manifestar con un deseo de pertenecer al otro sexo o de sentirse como tal, junto con una marcada preferencia por conductas no conformes con el género, con una duración mínima de seis meses".

Vale la pena también aclarar algunos conceptos, que suelen utilizarse cuando hablamos de sexualidad infantil, y que tienden a confundir tanto a padres como maestros.
Así tenemos entonces:
1. Identidad de Género: es la convicción personal y privada que tiene cada persona de ser hombre o mujer, niño o niña, que se adquiere alrededor de los tres años de edad. Generalmente hay una concordancia entre el sexo biológico (proporcionado por los cromosomas sexuales, XX para la mujer y XY para el hombre) y la identidad de género.
2. Constancia de Género: es el convencimiento que elabora cada niño o niña, de que el género se mantiene por el resto de la vida, es decir, el niño será un adolescente varón, un adulto varón y un varón de la tercera edad. Se adquiere alrededor de los siete años de edad.
3. Orientación Sexual: es la atracción sexual, emocional y afectiva hacia un grupo de personas, si estas personas son del sexo opuesto, tendremos una orientación sexual heterosexual y si estas personas son del mismo sexo, entonces la orientación sexual es homosexual.
4. Conductas impropias del género: son aquellas conductas que los niños y niñas emiten y que no van acorde con lo establecido por la socio-cultura a la que pertenece.

Dicho esto, pasamos a hablar sobre la Disforia de Género, de acuerdo a las últimas investigaciones y en medicina basada en evidencia científica, la Disforia de Género, se suele manifestar alrededor de los 18-24 meses de edad, donde el niño o niña manifiesta su desagrado por el género asignado e inicia un repertorio conductual propio del género opuesto. Hacia los 6 -7 años de edad, el sentimiento de desagrado por el género asignado y el deseo de pertenecer al otro género se hacen estables. 
Uno de los puntos de controversia de la Disforia de Género en la Infancia, es precisamente la persistencia en el tiempo, a este respecto puedo decir, que el primer estudio de persistencia realizado en Holanda año 2008, arrojó que solo el 27 % de los niños y niñas diagnosticados permanecieron con la disforia en edades posteriores, sin embargo, este porcentaje ha ido en ascenso a medida que se han implementado nuevos protocolos de atención al menor y el último estudio realizado en España, año 2015, arrojó un porcentaje del 95% de persistencia. Estos resultados abren un camino para la intervención temprana de estos niños y para la aplicación de protocolos oficiales de atención.
Con relación a los Protocolos de Atención de los niños, niñas y adolescentes, es importante resaltar que existen protocolos para el área de salud y para el área de educación. Les explico, cuando se sospecha de un caso de disforia de género, este niño, niña o adolescente, debe ser referido o remitido a un centro de salud, específicamente a la Unidad de Salud Mental, allí será evaluado por psicología y psiquiatría para luego pasar a la Unidad de Atención a Transexuales, donde se confirma el diagnóstico, se realiza un acompañamiento y apoyo familiar. Paralelamente el caso debe ser tratado también en la escuela del menor, donde se comunica a los padres y representantes, profesores y alumnado, llevando una campaña de información y sensibilización. De esta manera podremos evitar el abuso escolar o bullying y la deserción escolar.

Ahora bien, un estudio publicado por la Academia Americana de Pediatría, reveló que si los niños trans (como se suele llamarlos), eran diagnosticados a edades tempranas y recibían una intervención multimodal, que abarcaba el ambiente familiar, escolar y social,  no tendrían mayores problemas de conducta o emocionales que cualquier otro niño. A este respecto debo referirme, a la importancia primordial de la familia en este proceso de transición sexual del menor, una familia informada, sensibilizada, comprometida, operativa, contenedora y que haga un acompañamiento, puede hacer que este proceso se lleve a cabo de la manera más natural posible y con un mínimo de afectación para el menor.

Con relación a la Intervención de los niños y adolescentes con Disforia de Género, cabe destacar que es diferente para estas dos etapas de la vida.
La Intervención en Niños se basa en:
1. Entrevista Clínico-Conductual: para establecer sus sentimientos de disforia de género y confusión acerca de su status como niño o niña.
2. Valorar sus problemas de integración social.
3. Acompañamiento del niño y su familia en la transición
4. Información y sensibilización a la escuela

A su vez, la Intervención en Adolescentes tiene estas fases:
Fase 1: Frenación puberal con análogos de la gonadotropina. Los criterios de elegibilidad para esta supresión puberal son:
1. Manifestación de Disforia de Género sostenida desde temprana edad
2. Ausencia de problemas psicosociales importantes
3. Buena comprensión del impacto de la reasignación de género en su vida
4. Suficiente apoyo familiar
5. Haber alcanzado el estadio II del desarrollo sexual de Tanner y ser mayor de 12 años.
Esta fase es totalmente reversible
Fase 2: Tratamiento hormonal cruzado, se utiliza la frenación puberal y hormonas sexuales del género deseado. Debe ser mayor de 16 años. 
Esta fase es parcialmente reversible.
Fase 3: Cirugías de Reasignación Sexual. Tienen que haber alcanzado la mayoría de edad.

Más allá de todos estos conceptos, más allá del conocimiento científico, están estos niños. niñas y adolescentes, con los mismos derechos humanos y sociales que cualquier otro, con los mismos miedos, la misma vulnerabilidad y las mismas ganar de vivir y de ser felices.
La inclusión, la tolerancia, la diversidad, la crianza igualitaria, el respeto, la solidaridad, deben ser los valores de  todos los ciudadanos de este siglo XXI.
Queda mucho camino por recorrer y muchas investigaciones que realizar.

                                            "la sexualidad no se elige, se siente"

Dr Eduardo Hernández G.
Pediatra-Terapeuta de la Conducta Infantil
Miembro Comisión Pediatría Social de la SVPP.
Instagram: @dr.eduardo.pediatra y @terapiadelaconductainfantil