La Epilepsia es la enfermedad crónica de tipo neurológico más frecuente en la población infantil, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como "una afección crónica producida por diferentes etiologías, caracterizada por la repetición de crisis debidas a una descarga excesiva de las neuronas cerebrales (crisis epiléptica), asociada eventualmente a síntomas clínicos o paraclínicos".
La Epilepsia Infantil se puede clasificar en:
* Crisis Generalizada: que pueden ser: _ crisis de ausencia
_ crisis mioclónicas
_ crisis atónita o de caída
_ crisis tónico-clónica
* Crisis Parciales
* Estado Epiléptico
* Sindromes Epilépticos Infantiles.
Ahora bien, desde el mismo momento del diagnóstico de una epilepsia en un niño, se produce un cambio en la dinámica y estructura familiar, la manera es que es vivida esta experiencia por los padres y familiares, repercute directamente en la adhesión al tratamiento, en la crianza del pequeño, en su independencia, calidad de vida, desarrollo emocional, en fin, que influye en el desarrollo evolutivo del niño. La familia debe adaptarse a este nueva forma de vida, mientras más informada y sensibilizada esté la familia, esta adaptación será lo más operativa posible. Una familia contenedora, nutritiva y funcional sería la ideal para cualquier enfermedad crónica de alguno de sus miembros, y más aún si se trata de un menor. Es frecuente encontrar en la consulta, excesos en los cuidados por parte de los padres, necesidad de protección permanente, ansiedad, miedo, aplicación inadecuada del binomio afecto/autoridad, la no existencia de hábitos y normas, todo ello como consecuencia del diagnóstico de epilepsia de su niño. Así como también fallas en el cumplimiento del tratamiento farmacológico (no causado por su inexistencia en el mercado o dificultad para conseguirlo) por dudas y temores infundados e inculcados, sobre los efectos secundarios de los medicamentos. Cabe recordar que aunque están en todo su derecho, cuando los médicos indicamos un tratamiento, estamos absolutamente convencidos y con la evidencia científica como aval, que los efectos terapéuticos son muchísimo más que los efectos secundarios o indeseables que pueda tener un medicamento. Amén que, el no cumplimiento, podría considerarse como un acto de negligencia familiar.
Acá entra entonces, la importancia de recibir además de tratamiento farmacológico, una intervención cognitiva-conductual, que por un lado, corrige errores de concepto y ayuda a los padres al manejo operativo de la culpa que pudiera generarse, y por otro lado, a través de técnicas de modificación conductual, interviene las conductas disruptivas, en exceso o en defecto que puedan presentar estos niños, además de recomendar si es necesario, cambios en la dinámica familiar.
Recientes investigaciones señalan, entre los factores que afectan el desarrollo evolutivo de un niño diagnosticado con epilepsia, además de la familia, al tipo de epilepsia que presenta (el lóbulo o región cerebral afectada), la edad de inicio de las crisis convulsivas, la frecuencia de las crisis, el tratamiento indicado, la plasticidad y maduración cerebral y la comorbilidad asociada, es decir, aquellas afecciones que pueden acompañar a una epilepsia infantil.
También establecen que estos factores de alto riesgo, que interfieren en el desarrollo evolutivo del menor, pueden provocar problemas de aprendizaje, ausentismo escolar, dificultades en la atención, concentración y memoria, deterioro cognitivo transitorio (en el momento de las crisis), trastornos del lenguaje y problemas de conducta dados por: mal genio, desobediencia, hiperactividad, inmadurez emocional, entre otros.
Es menester, hacer mención a la importancia que tiene la escuela en el desarrollo evolutivo de todo niño, y más si padecen alguna enfermedad crónica, los maestros deben estar informados y sensibilizados con la enfermedad, saber qué hacer en caso de presentarse las crisis de epilepsia y realizar adaptaciones curriculares si fuesen necesarias, todo para garantizar el éxito académico y evitar la deserción escolar y repitencia.
Con el conocimiento actual sobre la Epilepsia Infantil y sus repercusiones en el desarrollo evolutivo, podemos hacer la diferencia y lograr que estos pequeños lleven una vida lo más parecida posible a la de sus pares y que su infancia esté llena de buenos momentos, de juegos y alegrías.
Dr Eduardo Hernández G.
Pediatra-Terapeuta de la Conducta Infantil
Miembro Comisión de Pediatría Social de la SVPP.
Instagram: @dr.eduardo.pediatra y @terapiadelaconductainfantil
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